lunes, 12 de abril de 2010

por la orrilla del mar


a la caída del sol,

por la playa inmensa y sola,

de frente al viento marino

nuestro caballos galopan.


es el horizonte de oro,

oro es la mar y otro

los cascos de los cabellos

al chapotear en las olas.


en blanco grupos cantemplan

caer el sol las gaviotas;

más, al acercarnos, vuelan

en bandadas tumultuosas.


pasadamente se alejan

sobre las revueltas olas

y abántenses a la distancia

trazando una curva airosa.


alcance pronto les damos

y ellas, de nuevo en derrota,

a volar, siempre adelante,

por sobre la mar sonora.


por la arena húmeda y firme

nuestra caballos galopando.

al fuerte viento marino

cabellera y almas flotan.


a la caida del sol,

en la playa inmensa y sola

tu alma se entregó a mi alma,

tu boca se dio a mi boca.


no se sabe de que hablar

cuando la emoción es honda.

por la orilla de la mar nuestro caballos galopean.

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